viernes, 25 de diciembre de 2009

La Natividad de la Misericordia hecha hombre

Queridos hermanos, la Paz este con ustedes!

Feliz Navidad! Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor

Comprender el misterio de la encarnación de Dios, un Dios espiritual que, en la plenitud de los tiempos se hace hombre, resulta dificultoso para el intelecto humano. Solo a través de la fe podemos adentrarnos en los misterios propios de nuestra fe cristiana. Los misterios son eso: revelaciones parciales que Dios nos hace que, aunque no llegamos a comprender plenamente, sabemos que por lo poco que se nos revelo -lo suficiente para que nuestra fe sea sólida- nos fortalezca el espíritu.

Este Dios espiritual se hace carne, se encarniza para asi comenzar una historia de salvación. Ahora es el Dios que no es ajeno a los sufrimientos, dolores, alegrias, enfermedades, etc humanos, no es un Dios al que le podemos decir: "Qué podés saber del sufrimiento humano, si sos puro espíritu?", no. Ahora Dios, en la persona de Jesús convierte nuestra vida en historia de salvación. Entonces da sentido al sufrimiento humano, porque ese mismo sufrimiento que padecemos los hombres, lo padeció también Cristo Jesús.
De esta manera podemos los hombres dar un sentido al sufrimiento humano, asimilándolo al de Jesús, que para eso vino al mundo. Juan Pablo II decía que "Jesús es el rostro divino del hombre y el rostro humano de Dios". Hace de puente para que los hombres alcancemos a Dios y que a su vez Dios conozca la miseria humana en carne propia, para nuestro bien y desde la iniciativa de su misericordia.

Contemplamos hoy a quien nace para que en su Pasión se manifieste la plenitud de su misericordia: la salvación. Contemplamos a un niño en un pesebre, y en ese niño se contempla la misericordia de Dios gracias a la contribución del "fiat" de María y aunque no expreso con palabras, pero si en la obediencia, el "fiat" de José, cuando sin titubear obedeció al ángel de Dios.
Para ello nació Jesús: para dar testimonio de la misericordia de Dios para con los hombres. Realizó milagros, sanó enfermos, resucitó muertos, congregó en la unidad a los hijos de Dios por medio del bautismo. Pero la sublime obra de Jesús, en obediencia a su Padre, nuestro Dios, fue dar lo mas grande que se puede dar, lo mas preciado: su vida. Y tuvo una humillante muerte de cruz, para que asi su misericordia sea aun mas excelsa y nos de a comprender que tan inmensa es como incalculable, en calidad de infinita misericordia.

Dios es infinitamente misericordioso, y hoy vemos esa misericordia descansando en un pesebre.

A todos, una feliz Navidad del Señor, que la Paz y la felicidad que nos trae el niño Dios se no termine el dia de hoy, sino que esta Navidad se perpetúe durante todo el año.

Dios los bendiga.-